Esta es la hermosa historia de un príncipe llamado Mefiboset, nieto del rey Saúl de Israel, quien nació como un príncipe en el palacio disfrutando de todas las comodidades y cuidados de su época; así creció Mefiboset hasta cumplir sus cinco años de edad, cuando por un descuido de su nodriza, quién le cuidaba, sufrió un trágico accidente que lo dejó LISIADO DE AMBOS PIES por el resto de su vida.
Su abuelo, el rey Saúl, quien había sido ungido para ser rey sobre Israel por el profeta Samuel, fue un rey insensato y obstinado que rechazó siempre el consejo divino, y por esa causa, Dios lo desechó para ser rey sobre su pueblo.
A pesar de ello, Saúl reinó sobre Israel por cuarenta y dos años hasta que perdió la vida en una guerra contra los filisteos, donde también murieron tres de sus hijos, entre ellos Jonatán padre de Mefiboset.
Fue ante esta terrible tragedia nacional y familiar, frente a la desesperación por huir, y esconder al niño de un eventual asesinato por ser el heredero natural al trono, su nodriza, que corría llevándolo en sus brazos por un descuido lo dejó caer, con las lamentables y trágicas consecuencias que hemos descrito.
Fueron las malas decisiones de su abuelo el rey Saúl, las que condenaron a Mefiboset quedar huérfano de abuelo, de padre, y de tíos, quedar despojado de sus tierras y bienes, perder todos los privilegios del palacio, su salud, y que para evitar ser asesinado por los enemigos de su familia, tuvo que huir y vivir refugiado en una ciudad extranjera, lejos de Jerusalén, llamada LODEBAR, donde fue cuidado por la generosidad de un hombre llamado Maquir, hijo de Amiel.
LODEBAR, significa tierra árida, hostil, y seca, donde no crece el pasto, ni produce fruto la tierra. Lodebar es descrito como un lugar inhóspito donde se refugiaban los endeudados, los despojados, los perseguidos, los abusados y maltratados por la vida; los que habían caído en alguna desgracia como Mefiboset, porque alguien en algún descuido los había dejado caer.
MEFIBOSET, representa a muchos de nosotros que heredamos falencias, enfermedades, injusticias, traumas, carencias y heridas en el alma, sea por errores propios o malas decisiones de otros, o por vicios o irresponsabilidades de quienes nos precedieron en la vida.Así es como nos transformamos en un MEFIBOSET, cuyo nombre significa "el que lleva la vergüenza en sí mismo", porque cargamos la vergüenza, cargamos la culpabilidad, y no queremos ser expuestos en nuestras debilidades a los ojos de los demás.
Tu verdadera posición está en Cristo, en el palacio del Rey, sentado en lugares celestiales, bendecido con toda bendición espiritual, como un príncipe y heredero de Dios y de sus promesas, de sus dones, bienes y privilegios, disfrutando de su perdón, de su consuelo, y del gozo de su salvación.
El Rey ha prometido restituirte TODO, lo que el diablo y la vida te robó desde el día en que te dejaron caer, y promete restaurar su bendición sobre tu vida, sobre para tu casa y sobre tu descendencia.
“No tengas temor, porque a la verdad yo haré contigo misericordia, te restauraré con todos mis bienes y te sentarás conmigo y comerás a mi mesa, como uno de mis hijos por toda la eternidad”
¡SAL DE LODEBAR!